La tasa de desempleo en México ha experimentado fluctuaciones en los últimos meses, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En abril de este año, la tasa de desempleo se situó en 2.8% de la población económicamente activa (PEA), mostrando un aumento en comparación con el mes anterior. Aunque esta cifra representa una disminución con respecto al mismo mes del año anterior, revela un panorama preocupante para las mujeres en el mercado laboral mexicano.
En abril, se registraron 1.7 millones de personas desempleadas, y la tasa de desempleo femenino fue del 2.8% de la PEA. Aunque hubo una reducción de 93,000 personas desocupadas en comparación con abril de 2022, la brecha de género en el empleo sigue siendo significativa. La PEA en el cuarto mes del año alcanzó los 60.6 millones de personas mayores de 15 años, con una tasa de participación del 60.4%. Sin embargo, la tasa de participación económica de las mujeres en edad de trabajar fue del 46.3%, en contraste con el 76.1% de los hombres.
La distribución de la población ocupada por sector de actividad muestra que las mujeres enfrentan desigualdades persistentes. El 43.7% de las personas ocupadas se encontraban en el sector de servicios, mientras que el comercio representó el 19.6%. En contraste, la participación de las mujeres en la industria manufacturera fue del 16.3%, en actividades agropecuarias fue del 11.8% y en construcción fue del 7.4%. Estas cifras reflejan la segregación ocupacional en el mercado laboral, donde las mujeres tienden a ocupar principalmente empleos en sectores menos remunerados.
La pandemia del COVID-19 también ha tenido un impacto significativo en la participación laboral de las mujeres. Durante el tercer trimestre de 2020, se alcanzó el punto más alto de desempleo femenino, con una tasa del 4.8%. Aunque la tasa de desempleo ha disminuido desde entonces, en el cuarto trimestre de 2022 se situó en un 3.1%, lo que aún refleja la persistencia de las desigualdades de género en el ámbito laboral.
Además de enfrentar desigualdades salariales, las mujeres también se ven afectadas por una carga desproporcionada de responsabilidades domésticas. Incluso cuando son trabajadoras a tiempo completo, dedican más tiempo a las tareas del hogar en comparación con los hombres. Esta situación tiene un impacto directo en su empleabilidad y en su capacidad para acceder y mantener empleos remunerados. Para abordar estas barreras, es fundamental reducir los costos de transporte, acortar las distancias entre el hogar y el lugar de trabajo, y proporcionar servicios de cuidado infantil. Estas medidas son especialmente relevantes para las mujeres, ya que son ellas quienes a menudo deben equilibrar las responsabilidades laborales y domésticas.
En conclusión, las mujeres en México continúan enfrentando importantes desventajas en el mundo laboral. Las desigualdades salariales, la segregación ocupacional y la carga desproporcionada de responsabilidades domésticas limitan sus oportunidades y obstaculizan su desarrollo profesional. Para lograr una mayor equidad de género en el ámbito laboral, se requiere una acción decisiva para abordar estas desigualdades arraigadas en la sociedad y promover un entorno laboral más inclusivo y justo para todas las personas.
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